23 dic 2007

Metáfora para Pocha


"Cuando la niña tomó al gusano entre sus dedos, no supo exactamente qué hacer con él. Era tan frágil, tan pequeño y tan suave a la vez.

Entonces, lo sostuvo sobre su índice, girando suavemente la mano. Como para saber qué iba, él, a hacer. O a decir.

Giró la mano un poquito más, justo en la medida en que él buscaba mejores puntos de apoyo. Y un rayo de luz iluminó, lentamente, el terciopelo dorado y negro volviendo al gusano magnífico bajo el sol.

A lo lejos, grillos y otros insectos rezaban las letanías de la naturaleza, unos trabajaban, otros la aconsejaban, otros querían acercarse y lo hacían, revoloteando con amor y respeto. Todos tenían algo que decirle, y todos querían escucharla, todos esperaban un instante de magia, de comunión, y eso ya era mucha generalidad. Entonces, ella pensó que era el momento de conversar. Con su amigo-gusano sobre el dedo.


-¿Cuándo?, Fue la pregunta.


- Mañana, tal vez. No estoy muy seguro. No sé cuánto tiempo me tome.


- Entonces ¿cómo sabré cuándo será el momento?


- Cuando yo esté preparado…


- Mi mamá dice que uno no debe hacer esperar a las personas.


- Lo sé. Ya me lo enseñaste. "Es de mala educación”.


- También, mi mamá dice que uno debe ser paciente…


- Tu mamá tiene razón, no hay que ser mal educado. Y sabrás ser paciente.


La niña quedó pensando… ¿qué más le había enseñado su mamá? Bueno, como que ya era el momento de tener una inspiración divina… Nada… Sólo el movimiento de los pastizales acariciados por la brisa, el zumbido de los intrusos, el concierto de los grillos y la soledad aplastante del calor.


- Este no es un lugar para mí. Por favor, llévame a la sombra de aquel manzano.

- ¿Te olvidarás de mí?


- ¡Cómo olvidarte si eres parte de mí!, contestó el gusano.


Después de unos minutos, ella preguntó:

- ¿Estás seguro que aquí estarás bien?


- La verdad es que no sé, no estoy seguro. Tengo miedo. Nunca antes me había pasado. Todo esto es nuevo para mí , dijo el gusano mientras observaba, cuidadosamente, las hojas del enorme árbol.

- Claro, me imagino… Anoche, antes de acostarme, mi mamá me dijo que tu partida es natural, que sólo es una transformación, que serás una hermosa mariposa, y que eso es lo normal…pero…entonces, ¿me olvidarás?

- La pregunta es si tú me recordarás…


- ¡No, nunca!, gritó ella.

- ¿Y…cómo lo sabes?

- Bueno, creo que lo mejor que tengo de ti, es el tiempo que pasamos juntos.

El gusano le sonrió, agradecido, mientras sentía su cuerpo adormecerse.
- Entonces, yo también lo sabré, de alguna manera, en algún lugar…y, tal vez, recuerde esa ocasión cuando me salvaste del zorzal, por ejemplo. Nunca olvidaré los latidos de tu enorme corazón...


Ella permaneció en silencio, esperando un milagro.
- No lo esperes… porque ya está ocurriendo…en mí...en ti...y en cada instante de tu propia metamorfosis…"


Con todo el cariño y respeto del mundo, para nuestra queridísima amiga Pocha.

1 comentario:

rosadelcorral dijo...

Querida Andrea:
Recién hoy me encontré con este gran regalo que me entregas no sólo por el contenido de la metáfora, el cual fue rápidamente incorporado, sino también por haber pensando en mí en estos momentos de en que los eventos de la realidad relativizan la cotidianedad, haciéndonos sentir como simples allegados a la vida.
cariños
pocha