Cambio, mirada interna, una ventana, desarrollo, transformación, manejo de situaciones, experiencia crecedora, herramientas, nuevos caminos, acceder a lo más profundo, fortalecerme, nutrirme, potenciarme, dejar aflorar el inconsciente… estos y otros conceptos surgen en forma espontánea al escuchar las distintas experiencias de personas al practicar la hipnosis.
Pero hay una factor común que llama especialmente la atención: el darse cuenta que la hipnosis permite conectarnos y utilizar herramientas que estaban dentro nuestro, pero que antes de vivir un estado de trance, no lo sabíamos, o mejor dicho, no sabíamos que lo sabíamos.
Al lograr llevarnos a un espacio distinto al que habitamos en el día a día, la hipnosis es una ventana, una puerta de conexión con otras dimensiones de nuestro ser. Pero lo más increíble quizá es que no son necesariamente zonas nuevas, simplemente eran territorios inexplorados. Pero siempre estuvieron ahí, dentro de cada uno.
Constituyen nuestras propias dimensiones desconocidas, que una vez alcanzadas, nos darán la maravillosa oportunidad de cambio, desarrollo, mejora y transformación, la posibilidad de nutrirnos, potenciarnos, de permitir que aflore lo inconsciente y más profundo de nosotros.
Es el camino de la hipnosis y su invitación a descubrir todo el potencial del inconsciente y explorar nuevas herramientas y vías que nos servirán para nuestro bienestar físico y emocional.
Un llamado a superar límites o barreras, muros que no nos dejan crecer y nos dan recursos para alcanzar todo nuestro potencial.
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