20 ene 2012

La niña que no quería ir a clases








"Victoria, te entiendo perfectamente. A mí tampoco me hacía mucha gracias ir al colegio.


Sólo iba y cumplía, hasta que, un día...


Paseando con mi mamá...ella me llevaba de la mano...ibamos paseando por la orilla del mar, era temprano en la mañana... no conversábamos mucho, nos dedicábamos a observar como cuando la ola se retira, y vuelve y entonces la arena queda llena de agujeros con "globitos".


Encontramos una estrella de mar...


Entonces, llega caminando a la orilla una gran gaviota blanca seguida por un montón de gaviotas pequeñas, no recuerdo cuantas pero parecía un curso completo de Kinder.


Yo creo que ella era una instructora porque pudimos apreciar que las pequeñas gaviotas imitaban todos sus movimientos. La seguían caminando hasta la orilla del agua y luego se devolvían, luego volvían a seguirla, y así... se movían junto con las olas, junto con la gran gaviota blanca.


Pasaron unos días y cuando volvimos a salir a caminar temprano, mi mamá y yo, nos encontramos con que algunas gaviotitas estaban haciendo vuelos cortos, y otras no lograban emprender el vuelo, pero lo intentaban.


Cuando ya nos ibamos, vimos a una pequeña gaviota que estaba distante, sólo caminando y observando, pero indiferente al vuelo de sus amigas.


Unos días después, todas habían crecido y casi todas volaban. Se veían muy bien, muy armoniosas, elegantes y unidas. Estabamos, sin duda, ante una escuela de vuelo.


La que no quiso aprender a volar estaba en tierra, sola. Pensabamos que estaba herida pero la vimos caminar y batir sus alas sin problemas.


El tiempo pasó y quise ver a la remolona, su peso era el doble y ya le resultaba muy dificil volar..."



Verónica Aguayo