9 oct 2007

Tus manos


Tus manos, son el fiel reflejo de tus emociones, de tus intenciones. Las abres para acariciar, pero si es obvio, fueron hechas para dar. No se da nada con los dedos apretados. Y si doblas tus dedos, será para disparar, para amenazar, para designar, para insultar, para retener, para arrebatar. Si estiras las falanges, mecánica simple y fácil, cambiarías un mundo entero, apenas diez metacarpianos, tendones suaves y venas irrigadoras, retienes o sueltas. Hay uñas para arañar, las puedes equivocar y maquillar, vestir de flores y colores, al doblar los dedos ellas serán para perforar. Pero si estiras tus dedos, tal vez, puedan hablar, bailando con signos elaborados para el que no puede escuchar, pueden hablar de victoria, de paz y de valor. Pueden hablar, abiertamente, a dios, al juntarse, con las palmas estiradas y hablar al cielo para alabar, abrirse para entregar, abrirse para recibir. Ellas saben reconocer a los hijos, a los padres, a los hermanos y, entonces, sólo ahí se cierran, para apretar, para abrazar, para reconfortar, para danzar, para comunicar, para acordar y recordar, tocar acordes y volver a entregar, sin malicia, con inocencia, como un paquete de regalo, donde yace, en su interior, un universo mágico de terapia y amor. Y acariciar.

2 comentarios:

Georgette Sarrás dijo...

Una mano extendida, ¿da o recibe?
¿Es necesario saberlo? ¿Habrá alguna diferencia?
Gracias, Andrea, por la hermosa imagen la que nos regalas, un milagro…

Andrea Castro Dussert dijo...

¡Gracias a ti por tu comentario! y es muy cierto que no hay mucha diferencia...se supone que cuando uno da algo, deja de tener ese algo...hum, o sea que si doy "amor"...¿dejaría de tenerlo?...naaaa...