14 may 2008

¡Uf, que lata!

El vocablo “Alexitimia” proviene de las raíces griegas a (sin), lexis (palabra) y thimos (afecto), es decir, sin palabras para los afectos.

Quienes calzan con esta definición tienen serias dificultades para identificar y describir emociones —propias y ajenas—, y un vocabulario emocional sumamente restringido. Es más, se trata de personas que no consiguen discriminar las emociones de las sensaciones corporales, entonces dicen tener palpitaciones, sudoración, cosquilleo en el estómago… pero no lo reconocerán, por ejemplo, como ansiedad…

Por otra parte, está nuestra tendencia a la creación y uso de palabras “comodines”, por ejemplo, decimos “lata” para referirnos a la pena, la rabia, la frustración, la decepción, la desmotivación, el aburrimiento…

Entonces me pregunto qué relación habrá entre la amplitud del repertorio lingüístico que vamos adquiriendo desde nuestra infancia con esta condición.

Pensé en investigarlo más y escribir un sesudo artículo sobre cómo mejorar y completar nuestros mapas emocionales mediante la ampliación del vocabulario, o viceversa, pero -la verdad- me dio lata…

8 comentarios:

Rafael dijo...

Georgette:

¿De qué lata me hablas si acabas ya de poner el tema en el tapete?
Por lo demás ¿Qué mejor forma de aprender y entregar a partir de las experiencias que has tenido y vas a tener? Por lo demás en cada uno de nosotros hay algo de Alexitimia. Y yo diría que más que por aquellas emociones que no reconocemos, principalmente por aquellas que no queremos o no nos atrevemos a reconocer...

Un abrazo...Rafa

elgonzalez dijo...

Que lata a veces escribir para saber de los amigos, aun más lata cuando no contestan, y que más lata cuando llaman y son problemas y un mar de cosas,..

Que buena onda saber de los amigos independiente del medio que se ocupe, que bakan cuando contestan y que genial cuando uno puede aportar con un grano de arena en ayudarlos en sus temas...

Que la,.. mentacion pensar en tanto que se puede hacer para salir adelante en la vida y que esos comodines que tantas veces nos ayudan otras tantas veces juegan en contra...

Nos belmontt...

Georgette Sarrás dijo...

De acuerdo, querido Rafael, y gracias por tu comentario…

Tan competentes parecen ser esas emociones no reconocidas, que en muchos casos nos gobiernan “desde las sombras”…

Bueno que tú y yo ya lo sepamos, ¿Cierto?

Cariños

Georgette

Georgette Sarrás dijo...

¡Puchas, Eduardo, que lata!

(Lata: hierro o acero laminado y estañado por las dos caras)

Cierto que es buena onda tener este medio para saber de los amigos… bakan si es de mayor amplitud…

Y sí, claro, con un comodín podemos ayudarnos y jugar a tantas cosas… o más bien a las mismas cosas en variados contextos… un mismo mapa para muchos territorios… (la)men(ta)ble a veces…

Un beso

Georgette

Gloria Cornejo dijo...

alexitimicamente la lata se produce cuando somos absolutamente incapaces de sentir lata...y si me acomodo...a mi lata... tal vez le doy permiso para que me susurre un ratito al oido...
y escucho a lo lejos...bien lejos...
una voz cariñosa...que me dice:
"mmm...lata...ansiedad...aburrimiento...y desmotivación...

que lata!!!

y es maravillosamente aceptable hasta no querer aceptarla"

Bien Georgette!!!

Cuando nos deslatiemos nos tomando un cafecito?

Un abrazo
Gloria

Andrea Castro Dussert dijo...

¡Qué bien que no llegué demasiado tarde...! Ah, pero no perdí el tiempo; me gustó tanto que me puse a husmear por aquí y allá y pregunté ¿dónde? En todos los países, ¿quienes? Principalmente los niños que no saben y los jóvenes que se acostumbraron a no saber y que si saben, les da lata decirlo de otro modo, o sea los flojitos ... Y también para estar en onda...pero ellos no supieron explicarle, a mi cabecita, lo que es estar en onda, o tal vez les dió lata...entonces yo quedé entre "plop" y bajonea' porque no entendí y como ellos sí supieron lo que es estar así, no necesité dar mayores explicaciones... Finalmente, pensé que nos estamos perdiendo de mucho (por explicar), me dió pena, y como conocer las palabras y utilizarlas donde y cuando corresponde, es dar peso al mensaje, ¡los mandé a todos a leer tu post!
Un abrazo
Andrea

Georgette Sarrás dijo...

¡¡¡Bien, Gloria!!!
Que gusto me da tu comentario…
¿Será “gusto” la palabra?
Mmmm… Sí, gusto a cafecito…
¡Cuando gustes!

Muchos cariños

Georgette

Georgette Sarrás dijo...

¡Mensaje de peso el tuyo, Andrea!
Para mí tu cariñosa intervención nunca llega demasiado tarde… No es necesario dar mayores explicaciones… Como los niños de todos los países… Parece que ellos, tan empáticos, sobre todo cuando aun no usan palabras, sólo sienten, y saben lo que sienten los otros, sólo sintiendo lo mismo…Que paradoja, entonces, lo que ocurre cuando comenzamos a nombrar las emociones, ¿Cierto?

Un abrazo

Georgette