La timidez

La timidez es, a la vez, un malestar interior (miedo a la mirada y al juicio de los demás) y un comportamiento y se manifiesta por reacciones físicas con una sensación de bloqueo, ganas de escapar o de evadirse. Un tímido no se atreve: no se atreve a decir que no, a dar su opinión, a molestar, encontrará un pretexto para rechazar una invitación, una llamada telefónica. Pero no es una patología sino un fenómeno natural que se atenúa con el tiempo. Cuando el temor al juicio de los demás es muy importante y no disminuye con la edad, se habla de fobia social. Entonces, el adulto es presa de una verdadera tempestad interior...

Se aprende a ser tímido como se aprende a caminar, a hablar o a escribir y ese aprendizaje está ligado a la educación familiar y social. Y es muy normal ser tímido ya que corresponde a una ansiedad natural del ser humano frente al peligro, es una de las manifestaciones de la consciencia sobre la existencia del otro. Alguien que jamás haya sido tímido es alguien que no le da ninguna importancia al juicio social...un megalómano.

En épocas no remotas, para una mujer, ser tímida era un comportamiento adecuado y esperado, incluso una estratégia social y cultural. Hoy, es una dificultad, una creencia limitante, una justificación que no siempre justifica nuestras omisiones o errores.

Sin embargo, la timidez es un comportamiento que se puede corregir con estímulos positivos y detectando y reconociendo el amor y la aceptación del otro sin importar cuán ridículos podamos parecer.