Un día te miras en el espejo y piensas que estás vacía.
Es un momento de reflexión en el camino del tiempo.
Tus ojos observan qué es lo que ocurre a tu alrededor.
Te focalizas con una intensidad profunda en aquello que crees no tener.
El vacío se hace más y más grande... cuestionas los caminos que has seguido, cuáles podrías haber elegido y con quiénes podrías haber estado.
¿Por qué éste? ¿Por qué no mil otras vidas?
Días después, vuelves a mirarte en el mismo espejo.
Ahora te concentras, completa y totalmente sólo en aquellas cosas que "sí" tienes y que te hacen ser quien eres.
Al frente tuyo, aparecen aquellas cosas que haces, que vislumbras que vas a hacer, el camino que estás recorriendo y con quienes lo recorres.
Después, otro día, descubres que la imagen de tu espejo ya no es la misma...
Una sonrisa tranquila.
Un día de lluvia.
El olor a tierra mojada.
Una escalera.
Sin darte cuenta subiste un nuevo peldaño.
¡Por fin!
Extrañas formas de crecer y aprender ...
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