-¿Cuándo?, Fue la pregunta.
- Mañana, tal vez. No estoy muy seguro. No sé cuánto tiempo me tome.
- Entonces ¿cómo sabré cuándo será el momento?
- Cuando yo esté preparado…
- Mi mamá dice que uno no debe hacer esperar a las personas.
- Lo sé. Ya me lo enseñaste. "Es de mala educación”.
- También, mi mamá dice que uno debe ser paciente…
- Tu mamá tiene razón, no hay que ser mal educado. Y sabrás ser paciente.
La niña quedó pensando… ¿qué más le había enseñado su mamá? Bueno, como que ya era el momento de tener una inspiración divina… Nada… Sólo el movimiento de los pastizales acariciados por la brisa, el zumbido de los intrusos, el concierto de los grillos y la soledad aplastante del calor.
- Este no es un lugar para mí. Por favor, llévame a la sombra de aquel manzano.
- ¡Cómo olvidarte si eres parte de mí!, contestó el gusano.
Después de unos minutos, ella preguntó:
- La verdad es que no sé, no estoy seguro. Tengo miedo. Nunca antes me había pasado. Todo esto es nuevo para mí , dijo el gusano mientras observaba, cuidadosamente, las hojas del enorme árbol.
- ¡No, nunca!, gritó ella.
- Entonces, yo también lo sabré, de alguna manera, en algún lugar…y, tal vez, recuerde esa ocasión cuando me salvaste del zorzal, por ejemplo. Nunca olvidaré los latidos de tu enorme corazón...
Ella permaneció en silencio, esperando un milagro.
- No lo esperes… porque ya está ocurriendo…en mí...en ti...y en cada instante de tu propia metamorfosis…"
Con todo el cariño y respeto del mundo, para nuestra queridísima amiga Pocha.